Amar sin miedo (Trilogía Inmarcesible 3) by Raquel Gil Espejo

autor:Raquel Gil Espejo
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2021-03-12T09:33:47+00:00

***

Miranda tragó saliva al ver como la puerta del ascensor se iba abriendo y, ante sus temerosos ojos, se hallaba el rostro furibundo de Robb. La miró con desaprobación, pero no se dirigió a ella.

—¿Qué coño te crees que haces? —le gritó a Jerome antes de precipitarse al interior de aquel pequeño habitáculo y cogerlo del cuello.

—Suéltalo, Robb —le pidió Miranda.

—¿Te ha hecho algo? —quiso saber.

—No —le respondió Miranda.

—¿A qué ha venido todo esto? —Volvió a centrarse en su hermano, quien no trataba ni tan siquiera de zafarse de él.

—Solo quería pedirme perdón por lo del aborto —añadió Miranda.

Robb giró la cabeza para mirarla y, entonces, fue él quien se encontró con unos ojos que destilaban censura.

—Sal, Jerome.

Robert soltó a su hermano y le pidió que los dejara a solas.

—Jamás volverás a sufrir por mi causa, hermano —le dijo Jerome al pasar a su lado.

Mimi también decidió salir del ascensor. Clavó su mirada en el suelo del pasillo, mientras que Robb seguía sus pasos y se detenía frente a ella.

—No me molesta que se lo hayas dicho —manifestó Miranda.

—Siento que no estoy haciendo bien las cosas contigo, Mimi.

—¿Qué quieres decir? Mírame, Robb.

Al izar la vista, Miranda comprobó que él también tenía los ojos clavados en la nada.

—Jerome me confesó que no había estado tratando bien a Emily... Se sinceró conmigo... Y yo... En realidad, no sé por qué se lo dije... Tal vez, solo quise hacerlo sentir aún peor.

—Te conozco, amor, y no creo que ese haya sido el verdadero motivo... Quizá, necesitabas que él lo supiera y, así, hacerle ver lo mal que lo hizo todo, lo mucho que se equivocó, el daño tan grande que te ha infringido y el motivo por el que te cuesta tanto perdonarlo.

Miranda terminó dedicándole una media sonrisa.

—¿Y si en lugar de Jerome hubieran sido Vincent o Amy quienes se hubieran colado contigo en este ascensor? —le preguntó Robb.

—Tus hombres no lo habrían permitido, ni yo les habría insistido.

—Están despedidos —la informó.

—¿Por qué?

—Les pago para ser tu sombra, no para dejarte sola con otra persona, sea quien sea... Lo que no entiendo es por qué has insistido. —Le mostró su contrariedad.

—Solo quería ponerlo a prueba, Robb... Además, sabía que no debía temerle. Te dije que había visto un cambio en él y lo mantengo... ¿Sabes? He grabado nuestra conversación y quiero que la escuches; pero eso será cuando regresemos a casa, ¿vale?

—Como tú quieras.

—¿Me abrazas? —le pidió Miranda.

Robb se acercó a ella y la envolvió entre sus brazos. Mimi se aferró fuerte a su cuerpo.

—Lo siento —le susurró ella.

—Todo está bien —musitó él.

Tras un sentido abrazo, sus miradas volvieron a encontrarse y sus labios se besaron. El sonido de la puerta del ascensor al abrirse los llevó a separarse.

—¿Liam? —Se sintió desconcertada Miranda.

—¿Qué estás haciendo tú aquí? —interpeló Robb.

—Tu padre me ha invitado —le respondió Liam Lovelace.

El empresario había acudido solo a aquella cena.

—Eso es imposible —dijo Robb.

—He de reconocer que a mí también me sorprendió recibir vuestra invitación, pero la entendí como un gesto de acercamiento.

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